En Ecuador, las ganas de tirar se sienten en el aire. Y el productor de cine pornográfico Francisco Cruzado quiere aprovechar la cachondez generalizada en tiempos de crisis para rodar el primer filme erótico de la historia del país.
“Hombres y mujeres de varias edades y orígenes me han escrito para participar de un proyecto que no discrimina edad, orientación sexual o atributos físicos. Da igual el tamaño de tu polla, si tienes el culo alzado o caído o si las tetas están desiguales, he venido al Ecuador para rodar la primera película de sexo de la historia del país”, dice Francisco, conocido en la industria pornográfica española como Pequeño Hook.
Cruzado es un productor malagueño de 32 años radicado temporalmente en el Hotel Cumandá del Centro Histórico y está totalmente convencido del potencial del Ecuador para hacer porno. Según él, solo hace falta que los ecuatorianos desechen la doble cara con la que recorren camas y abracen públicamente y sin prejuicios su fascinación por el sexo.
Hablamos con el Pequeño Hook para saber cómo está haciendo el casting y cómo se presentan los postulantes a la hora de tirar frente a una cámara.
El dilema está servido. Por un lado, los y las quiteñas que han acudido al llamado se autoproclaman como personas curiosas por el sexo en cámara pero a la hora de la verdad, más de un pene flácido le ha dado la pauta a Francisco de que aun hay camino que recorrer. “Si una mujer te la chupa y no se te para, hay cosas que tenemos que ajustar”, dice Pequeño Hook, quien llegó al país hace mes y medio tras encontrar la coyuntura perfecta para trabajar con productores locales.
A simple vista, intentar hacer porno profesional en el Ecuador es inaudito y contra intuitivo. Por eso, una sesión de casting es una de las empresas más desafiantes a las que un productor audiovisual puede enfrentarse. Sin embargo, el equipo de producción está preparado para que en el Ecuador finalmente germine la primera semilla de una industria mundialmente controversial pero localmente inexistente. Así lo ve Francisco.
¿Por qué quieres hacer porno en Ecuador?
En pocas palabras, porque aquí no se ha hecho nunca una película porno con producción y distribución profesional ya que no existe industria, actores, guionistas, etc. Afortunadamente crecí con los estímulos necesarios para producir artes audiovisuales pornográficas y ahora en Ecuador me toca el siguiente proyecto fílmico erótico.
Pudiste ir a cualquier otro país para hacer una porno, ¿por qué este en particular?
Hace siete años conocí a Luis Zambrano, un ecuatoriano que quería desarrollar un proyecto porno y tras viajes, organizaciones, amistades. etc. las condiciones se dieron para poder arrancar. Es por eso que hace mes y medio vine para dirigir el proyecto y sacarlo adelante. Además, uno nunca sabe donde puede acabar trabajando en esta vida.
“El día que los quiteños se estimulen la próstata,
les va a gustar. Ese será su problema».
¿Cuál es tu experiencia?
En España, hacer cine porno es muy normal, así que me formé en esa industria como guionista y productor, con un proyecto por aquí, uno por allá. Mi última película la trabajé con XX Damm, una productora de Benidorm y el filme estuvo nominado como Mejor Escena BDSM hace dos años en los Premios Ninfa de Barcelona.
Fue gracias a ese proyecto que hice la conexión con Luis y Elena Vásconez, las dos cabezas de Mr. Pink Rabbit, productora local con la que estoy sacando adelante el proyecto.
¿Cómo diriges el casting?
Busco actrices y actores desde los 18 años para producir uno de tres guiones que tengo preparados para rodar. La condiciones son una facilidad histriónica para transmitir erotismo y confianza en la interpretación. Me fijo principalmente en la capacidad de la persona para transmitir naturalidad en el erotismo, así como comodidad frente a mí y a la cámara.
Les pregunto qué les gusta hacer en el sexo y de ahí les doy libertad en un espacio de 20 minutos para hacer posturas. Es difícil pero les insto a que no piensen necesariamente en sexo o pornografía.
¿Hay condiciones?
Decidimos poner filtros en el proceso de casting para que la gente no piense que va a llegar a follar indiscriminadamente, así que cobramos 50 dólares a cada postulante, dinero que devolvemos a la persona si es que acaba seleccionada.
¿El pánico escénico complica el casting?
En Quito he notado que para mucha gente resulta duro estar bajo las órdenes de un director de casting, pues les cuesta sacarse de encima sus taras mentales. Les digo que no vienen a follar, sino a interpretar un papel cargado de sensualidad en el que es necesario disfrutar. También les digo que no se concentren en su pene u otras partes del cuerpo, que no es necesario.
¿Qué han obtenido hasta ahora?
Hemos probado a doce hombres y una mujer; y ya tenemos seleccionado a un actor. La verdad es que me deslumbró su sesión porque el tipo lo hizo totalmente desinhibido. Es exactamente el tipo de persona que buscamos y me lo dijo de frente: “quiero ser actor porno”. Él ya está aprobado.
Aun no tenemos mujeres por que nos está costando un poco más con ellas. No se han atrevido hasta el momento. Muchas quieren hacerlo pero guardando el anonimato. Así no me sirve.
¿Por qué?
Bueno, lo matizo. Hombres y mujeres tienen dificultades similares para ser libres en su cuerpo desnudo frente a otros o para rebasar las barreras del lenguaje cómodo. La polla es una polla, las tetas se llaman tetas y punto.
«Me interesa más la mirada que el tamaño de una polla».
Bueno, pero interpretar escenas de sexo frente a otros no es la cosa más fácil del mundo.
Si nunca lo has hecho pero quieres hacer porno profesionalmente, lo mejor es empezar desde cosas más simples como ir a bares swinger con tu pareja y empezar a moverse en lugares donde la reglas habituales no aplican. Meterse en espacios donde otros te puedan ver follar libremente (con o sin ataduras sentimentales) también es una forma de empezar a desechar miedos o prejuicios antes de un casting.
A veces los hombres llegan muy machos a la sesión en un cuarto lleno de personas y no se les para, a pesar de que una chica les está chupando la polla más de 20 minutos. Muchos se van muy deprimidos (risas).
¿Qué dificultades has encontrado en el casting?
La gente es sexualmente cerrada y hay mucho bla bla en los quiteños. Me endulzan el oído con las cosas que quieren o pueden hacer pero a la hora de la verdad hay miedo y prejuicio. Ojo que el potencial aquí es brutal, pero puertas adentro. ¿Por qué no hacer lo mismo públicamente?
Claro (risas). Los ecuatorianos son muy ardientes, hombres y mujeres y como soy “pansexual”, no me limito con el deber ser. Si estimularse la próstata da placer, allá voy. El día en que te lo hagas, te va a gustar, ese va a ser tu problema (risas). En mi vida sexual las reglas del juego las pongo yo.
¿Alguna vez actuaste en una película porno?
Lo he pensando, pero no.
Hace unos días me levanté por la mañana con una erección temible, me vi la polla y dije: ¡pero si es hermosa! (risas). Quizás lo haga un día pero hasta ahora, solo he estado tras cámaras en el trabajo que hago.
¿En el casting demandan un físico en particular?
No. Tampoco segregamos por inclinación sexual o prácticas particulares. De hecho el actor ya seleccionado es bisexual.
¿En dónde lo hacen?
Eso solo les digo a las personas que me contactan formalmente para una sesión.
No falta algo importante, ¿de que va la trama que tienes en mente?
Por ahora no quiero contarla públicamente. Quiero que por ahora sea un misterio.
Para asistir a la próxima sesión de casting con el Pequeño Hook, los interesados con mayoría de edad pueden escribir un correo electrónico con nombre y teléfono a casting@mrpinkrabbit.com