Guanaco MC lanza Blasfemia, un diálogo lírico entre música de cantina y hip-hop. En este texto para Paralelo, el artista repasa en aforismos e ideas tejidas sus experiencias tras el lanzamiento. Como dice el músico, grabar el álbum fue un “escribe, bota papel, vuelve a escribir, fuma yerba, fluye la lírica, acoge el claustro…”. Pero no se queda ahí. Estos son los ángulos de Juan Pablo Cobo, a.k.a. Guanaco MC.
Sobre intenciones
Blasfemia me puso a prueba porque aprendí que el arte se compone a veces de caprichos. Hice este disco con una misión central: desahogarme. He hecho nueve álbumes de diferentes maneras ó como parte de diversos proyectos y siempre me había quedado con el bichito de “esto no así porque creo que la gente no va a calar” ó “en este momento no me gusta tal estilo”.
Hice Blasfemia como me dio la gana. Si la estrofa tiene que durar 16 o 32 barras es porque tengo que decirlo así y punto. No me importa si los críticos lo entienden o no. Es como es.
Sobre estilo
Hay dos esferas sonoras en Blasfemia con una cosa en común: lenguaje de la calle. Por un lado está el hip-hop, por otro está el desamor de la rocola, música marginal atada a la noche y a la bohemia urbana. Con el álbum apunto a trastocar géneros, recordar la permeabilidad del “criollismo” como propuesta estética y confeccionar la nueva música popular ecuatoriana.
Ya la lírica trata con símbolos como la muerte, donde todos nos encontramos y todos somos iguales. También aborda los vínculos con ritos de sanación del cuerpo y la mente hallados en la naturaleza, la sábila, las plantas… Me gusta moverme por los estados de consciencia a los que accedes gracias al San Pedro.
Sobre ritos de composición
Tomar San Pedro me ayudó a salir de una depresión y me empujó a hacer el disco. Cuando compongo, disfruto alterar un poco los sentidos y navegar consciencias. Son momentos íntimos. Ya para tocar en escenario, ni media cerveza.
Sobre hoteles
Antes de Blasfemia sentí la necesidad de separarme de espacios como mi casa y mi estudio. Por eso alquilamos por siete días el Grand Hotel en la Mama Cuchara (centro de Quito) para preparar la lírica y melodía. Los cuartos de hotel por los que he pasado —desde Azogues hasta Nueva York— han sido importantes para mí pues de ahí han salido temas emblemáticos en mi trabajo. La dinámica en el Grand Hotel fue graciosa: “escribe, bota papel, vuelve a escribir, fuma yerba, fluye la lírica, emborráchate, acoge el claustro…”. Fue una especie de cuarentena, un “encerrón” de viajero.
Sobre lanzar en vinilo
Con Blasfemia hice un producto “egoísta” pues sólo se editarán 500 copias. Quiero que lo escuchen las personas a las que realmente les interesa. Por eso, cada vinilo está numerado y firmado. Busco el gesto de dedicarle el disco a cada persona que lo compre, quiero que sea una relación de dar y dar. En una posible segunda edición del disco me gustaría sacarlo en cassette.
Los temas estarán eventualmente disponibles en servicios de streaming pero por ahora no van a estar en Spotify porque le debemos fidelidad o reconocimiento a quienes compren el vinilo. Será de ellos el privilegio de escucharlo primero.
Sobre públicos
Durante mi carrera he hecho giras de hasta 100 conciertos, tocando desde África hasta Argentina, pasando por gigs para los graduados de alguna promoción o en eventos de tal o cual ministerio. A veces pasas de participar en un festival en Alemania para tocar en una cancha de fútbol en Pelileo. Hay veces que tocas para 10 mil personas y otras para dos borrachos. El músico que no quiera enfrentar esas variaciones está cagado.
Siento que no fue un disco escrito, fue expulsado.
Sobre Roberto Calero
Al pensar Blasfemia llamamos con recelo a Roberto Calero porque la esfera pasillera puede ser cerrada, un tanto ortodoxa. Por suerte se prendió con la idea. Calero es un símbolo del pasillo nacional y un héroe personal para mí porque siempre me he encontrado en sus letras y voz. Muchos músicos dan la espalda a lo que hubo atrás, incluido yo. Sin embargo, la música de otros años es importante, no tengo dudas. Grabar con Calero fue cumplir un sueño.
Sobre aquello que no salió
Antes de Blasfemia preparaba un disco que no salió. Tenía 12 temas repartidos entre dance hall, reggae, cumbia, etc. pero pensé que necesitaba sacar otra cosa. Quien sabe si ese disco me hubiera puesto a sonar 10 veces más en la radio. Igual siento que Blasfemia fue la decisión correcta porque me dará combustible para seguir 10 ó 20 años más en la música.
Sobre Guanaco MC
Aprender a envejecer para mi ha sido una crisis ya que a veces asumo que sigo siendo un niño en algunos aspectos. Hay días en que paso jugando con mi música, es parte de mi esencia. Al mismo tiempo he empezado a reconocerme en los gestos de mi papá y a aprender que no soy tan distinto a él o a los que estaban antes de mí. Somos todos una plaga llamada raza humana. Y tenemos un punto en el que todos vamos a converger.